Esta es una historia escrita por uno de nuestros pastores juveniles de Cadaniño. Hace un trabajo poderoso al relatar lo que significa servir en los lugares difíciles donde Dios nos ha llamado.
Luke Dove, Pastor de jóvenes, Cadaniño Santa Fe
A veces me resulta difícil describir la profundidad y el alcance de lo que hacemos en Cadaniño y cómo es servir a niños vulnerables en los lugares donde trabajamos.
Si bien soy pastor juvenil, lo que hago, junto con los maestros de Biblia con los que trabajo, es mucho más que solo enseñar clases bíblicas.
Estaba leyendo un libro de uno de mis autores favoritos, Henri Nouwen, titulado De la tristeza a la danza: Encontrando esperanza en tiempos difíciles. Es un excelente recurso que recomiendo mucho, ya que me ha ayudado a trabajar con niños que enfrentan momentos difíciles. Contiene una hermosa explicación que resume gran parte de lo que hacemos aquí.
Nouwen analiza la palabra "Compasión":
"Porque la palabra proviene de raíces que significan literalmente 'sufrir con'; mostrar compasión significa compartir el sufrimiento, la 'pasión' de otro. Comprender la compasión de esta manera nos exige más que un simple sentimiento de lástima o una palabra de simpatía.Vivir con compasión significa entrar en los momentos oscuros de los demás. Es caminar hacia los lugares de dolor, sin apartar la mirada ni retroceder cuando alguien sufre. Significa permanecer donde la gente sufre. La compasión nos impide dar explicaciones rápidas y fáciles cuando la tragedia golpea a alguien que conocemos o amamos."
Eso define lo que buscamos hacer, y aquí hay una historia que lo ilustra:
"Justin" (nombre cambiado por privacidad) es un estudiante de nuestro programa. Tiene 12 años y pronto se unirá a las clases juveniles. Tiene una hermanita pequeña que aún no es lo suficientemente mayor para participar en el programa. Le encanta cuidar a los pollitos que tienen en casa y disfruta de las películas clásicas de Disney. Ve los DVD piratas en un viejo televisor de caja de 12 pulgadas y vive con toda su familia en una casa/refugio de una sola habitación.
Sus vecinos son su abuela de un lado y su tía y su tío del otro; sus casas tienen el mismo aspecto.
El techo sin duda deja pasar el agua durante la temporada de lluvias, no tienen carro y viven cerca del borde de los barrancos que rodean la comunidad. En definitiva, su situación de vida es típica entre los estudiantes de nuestros programas.
Justin es un buen chico, siempre llega temprano, es dedicado a su trabajo y se siente orgulloso de servir cuando es su turno de ayudar a limpiar el centro o asistir a los maestros.
Incluso se ofrece voluntario para orar en la clase de Biblia, lo cual es maravilloso y nos encanta ver eso, ya que muchos de nuestros niños luchan con eso o tienen miedo de hablar en público.
Pero Justin da un paso adelante y ora. Por lo general, ora por sus padres. Eso es raro. Muchos de nuestros estudiantes no tienen o ni siquiera conocen a ambos padres. La mayoría han perdido a sus padres por abandono, muerte, migración, etc. Pero Justin sí conocía a su papá. Siempre oraba para que su mamá y su papá fueran felices, para que volvieran a estar juntos (a veces se separaban) y para que dejaran de pelear. Sus oraciones eran dulces y constantes.
Solo llevaba unos meses aquí cuando recibimos una llamada telefónica. El padre de Justin había muerto en un accidente. Su motocicleta fue impactada por un camión. No puedo describir las emociones que atravesaron a nuestro equipo en ese momento. En un instante, Justin quedó huérfano de padre, como la mayoría de nuestros otros niños.
Eduardo, nuestro coordinador, y yo fuimos a visitar a Justin y a su familia al día siguiente.
No tenía palabras para describir lo que fue entrar en su hogar y sentarme con Justin hasta que leí la definición de compasión de Nouwen.
Entramos en el momento oscuro, porque ¿cómo podríamos hacer otra cosa?
"La compasión 'es caminar hacia los lugares de dolor, sin apartar la mirada ni retroceder cuando alguien sufre. Significa permanecer donde la gente sufre.'"
Me senté y hablé con él y su hermanita durante aproximadamente una hora y media, mientras Eduardo hablaba con la mamá. Lo que más recuerdo es una sensación de dolor emocional. No tenía palabras para hablar con el niño que acababa de perder a su padre, la persona por la que había orado más que por nadie. No tenía palabras para la niña de cuatro años que nunca conocerá a su papá. No tenía palabras para la madre viuda y afligida, que ahora debe encontrar un trabajo, cuidar a los niños y manejar la vida como madre soltera.
Aún no tengo palabras para nada de eso.
Pero no eran mis palabras lo que importaban. Lo que importaba era que estábamos allí para ellos. Orando por ellos, estando con ellos y mostrándoles compasión.
Estar presentes con ellos encapsulaba lo que estamos llamados a hacer aquí.
La historia de Justin aún tiene mucho por escribirse. Todavía hay mucho que luchar con Dios. Aún queda mucho duelo por sentir, y yo no puedo hacerlo por él.Pero en Cadaniño estamos aquí para estar presentes y caminar junto a él.
Estar con él y su familia en su peor día hace que nuestros días de celebración con él sean un poco más brillantes. Nuestro compromiso es caminar con cada estudiante en lo malo y en lo bueno, en los lugares bajos y en los altos.
Cuando Justin quedó en el top 10 de su clase al final del año escolar (un logro verdaderamente impresionante), no puedo decir cuánto nos alegró y conmovió a todos. Verlo en Navidad cuando le dimos regalos nos llenó de alegría.
Mi oración es que nunca nos volvamos insensibles al sufrimiento que nos rodea. Espero que no comencemos a ignorarlo y que nuestros corazones siempre se rompan cuando algo difícil les suceda a los niños que amamos. Oro para que cuando vengan a nosotros en busca de ayuda, estemos ahí para escucharlos, para sentarnos en su dolor con ellos, sin apartar la mirada ni huir, sino sintiéndolo junto a ellos.
Es un desafío, pero cuando nos comprometemos a hacer vida con estos niños, eso es lo que significa.Muchos de nuestros estudiantes sufren como Justin. Ya sea por heridas del pasado o recientes, muchos están de luto y sienten un dolor profundo por la pérdida, el abuso, el abandono, la negligencia y la soledad.
Nuestro trabajo es caminar con ellos en su dolor y dirigirlos al Salvador, quien los ama más de lo que pueden imaginar. Sentarnos en su oscuridad con ellos y hacer nuestro mejor esfuerzo para señalarlos hacia la luz.
Esperamos que cuando suframos en este ministerio, suframos en comunión unos con otros, mirando de frente aquello que nos causa dolor y entendiendo que Dios nos ha dado un camino a través de ello.
Cuando decimos "ven tal como eres", lo decimos en serio. No queremos que los estudiantes sientan que tienen que fingir estar bien o esconder su dolor. Estamos aprendiendo a dejar que Cristo viva cerca de nuestras heridas, porque es ahí donde más necesitamos escuchar sobre la esperanza y la nueva vida.
"En nuestro sufrimiento, y no aparte de él, Jesús entra en nuestra tristeza, nos toma de la mano, nos levanta suavemente y nos invita a danzar."—Henri Nouwen
Trabajar en estos lugares es difícil porque las vidas de aquellos a quienes servimos están llenas de gran dolor y tristeza. No minimizamos el dolor. No tratamos de barrerlo debajo de la alfombra. Simplemente caminamos con ellos a través de sus momentos en el valle de sombra de muerte, como un recordatorio de que un Dios que los ama está con ellos.
¡Únete a Cadaniño hoy y transforma vidas para la eternidad!
