El mes pasado celebramos nuestro cuarto evento anual del Día de la Madre en Cadaniño.
El ministerio hacia los padres de nuestros estudiantes es una parte integral del trabajo que hacemos sirviendo a los vulnerables, y hemos descubierto que ocasiones especiales como esta son una excelente manera de hacerlo.
La vida de la mayoría de las personas a las que servimos es difícil. Aún más para las madres. Muchos de los niños con los que trabajamos provienen de familias rotas y son criados por madres solteras que luchan por proveer para sus familias. Viven en chozas de lámina con pocas comodidades y trabajan arduamente por salarios limitados o buscan la manera de vender comida o revender lo que puedan conseguir para suplir las necesidades de sus hijos.
Es una vida sumamente difícil.
En Cadaniño deseamos ayudar a nuestros estudiantes a descubrir y desarrollar los dones y habilidades que Dios les ha dado para que puedan romper los ciclos de pobreza espiritual y material en los que han nacido.
Es una visión de cambio a largo plazo, lo que a veces significa aceptar las limitaciones de lo que podemos hacer por las familias de nuestros estudiantes en su situación actual.
Sabemos que, aunque no podemos solucionar todos sus desafíos materiales hoy, sí podemos apoyar, animar y amar a las madres para que puedan seguir estando ahí para sus hijos.
El tema de este año para nuestro evento fue "Plantadas, no enterradas." Además de un desayuno especial, regalos, juegos, adoración y oración, tuvimos la bendición de contar con la esposa de un pastor local, quien compartió el mensaje. Aquí hay algunos extractos clave:
"Todos entendemos el peso de la ansiedad y la preocupación. Puede sentirse como ser arrastrado por una ola inmensa o enfrentarse a un muro infranqueable. El libro de Lamentaciones en la Biblia reconoce estas emociones. Jeremías, el profeta, comparte su profundo dolor y pérdida, sintiéndose abatido y sin esperanza.
Sin embargo, a pesar de la desesperación, Dios nunca permite que la pérdida sea el final. Incluso las pérdidas más profundas pueden ser transformadas en algo fructífero por Dios. Los lugares de nuestro dolor pueden convertirse en oportunidades para que la obra de Dios se manifieste en nosotros y a través de nosotros. Encontramos esperanza en el amor y la compasión inagotables del Señor, que se renuevan cada mañana. Confiando en Dios, esperamos en Él.
En la compañía de Cristo y Sus promesas, lo que parece muerte puede convertirse en una oportunidad para nuevos comienzos. Así como una semilla debe morir para dar mucho fruto, Jesús puede tomar nuestro dolor y convertirlo en bendición. Confiamos en Él, pues benditos son los que confían en el Señor.
Cada persona tiene un camino distinto, así como diferentes semillas tardan distintos tiempos en crecer y dar fruto. Debemos buscar constantemente la luz del mundo, Jesús, así como las plantas buscan la luz del sol para crecer adecuadamente. Nuestra perspectiva debe ser de vida y crecimiento en Él, no de muerte. Nuestra mente es transformada, permitiéndonos discernir la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios.
A lo largo de la Biblia, vemos cómo Dios convierte las malas intenciones en bien. La traición de José llevó a la salvación de su familia. El cautiverio de Moisés, Daniel y Ester sirvió para cumplir el plan de Dios. La muerte de Jesús en la cruz trajo juicio sobre el pecado y la resurrección. Las dificultades traen regalos, y nuestro dolor puede convertirse en una bendición para el mundo. La gracia y el llamado de Dios son perfectos, nos afirman, fortalecen y establecen.
Sembrar semillas no garantiza resultados inmediatos, y seguir a Jesús requiere paciencia para la cosecha. Nuestras pérdidas son reales pero no definitivas. No nos definen. A veces pasamos por tiempos oscuros que pueden sentirse como un entierro, pero Dios sabe que no es un entierro, sino una siembra. ¡Es Él, el Sembrador, quien hace la diferencia! Cuando Él entra en nuestros corazones, no somos vidas enterradas, sino semillas plantadas para dar fruto en abundancia. Y si, como los girasoles, aprendemos a buscar la luz y mantener nuestro rostro hacia el sol, Dios puede usar nuestras vidas para traer belleza y abundante fruto."
Estas palabras de ánimo fueron increíblemente reconfortantes, y muchas comentaron que era exactamente lo que necesitaban escuchar.
Algo que hizo este evento aún más especial fue la participación del grupo de jóvenes adultos de Casa de Libertad, nuestra iglesia local. Por segundo año consecutivo, recaudaron fondos para el evento, ayudaron a servir a las madres y, lo más importante, pasaron tiempo animándolas personalmente.
Lili, nuestra coordinadora del centro en San José Pinula, compartió lo siguiente:
"La celebración del Día de la Madre fue un evento extraordinario que dejó un impacto duradero en las asistentes. Fue un día en el que se demostró que Dios tiene amor por ellas y reflejó el poder de personas unidas en servicio a otros para compartir un mensaje de salvación y esperanza.
Fue un evento de gran empoderamiento para las madres. Muchas expresaron cuánto se sintieron amadas y apreciadas en este día especial. Les conmovió la disposición de los jóvenes de la iglesia, a quienes no conocían, que vinieron a servirles, y lo vieron como un reflejo del amor de Dios por ellas.
El mensaje tuvo un impacto profundo y fue de gran ánimo para ellas. Actividades como esta son una bendición en sus vidas, les ayudan a renovar su espíritu, brindan oportunidades para servir y demuestran en acción lo que creemos como seguidores de Cristo.
Por favor, sigan orando por estas madres, para que guíen a sus hijos en la luz de la Palabra de Dios y encuentren refugio, esperanza y consuelo en Él. Ellas tienen el poder de moldear a las futuras generaciones y necesitan nuestras oraciones para apoyarlas en su llamado."
Pablo, uno de nuestros pastores de jóvenes, compartió lo siguiente sobre el evento:
"Este año tuvimos una celebración del Día de la Madre verdaderamente especial. Cadaniño sirve a familias que enfrentan enormes dificultades, como la ausencia de los padres, la pobreza y la inseguridad. A pesar de estos desafíos, los padres desean lo mejor para sus hijos, y por eso muchos están en nuestros programas.
La actividad no solo fue una oportunidad para compartir el Evangelio, sino también para ofrecer esperanza en medio de tiempos difíciles.
El tema del evento, 'Plantadas, no enterradas,' se inspiró en Jeremías 17:7-8, enfatizando la bendición de confiar en el Señor. Nuestra esperanza era que este mensaje inspirara fe y recordara a las familias que Dios puede transformar la adversidad en oportunidades de crecimiento y fruto.
Casi todas las madres asistieron a la celebración, disfrutaron del desayuno, participaron en juegos y fueron ministradas a través de la Palabra de Dios. Los regalos preparados por sus hijos les trajeron alegría y sorpresa. Las semillas sembradas en este evento seguirán creciendo en sus corazones y vidas, y esperamos dar seguimiento a los padres mediante visitas semanales a sus hogares."
Estas celebraciones del Día de la Madre fueron un testimonio poderoso del amor de Dios por los padres. A través del mensaje de esperanza y transformación, fuimos testigos del impacto de la Palabra de Dios en sus vidas. Por favor, oren por nosotros y nuestro equipo mientras seguimos ministrando a las madres, animándolas en su labor tan importante y guiándolas hacia una relación personal con su Padre celestial.
¡Únete a Cadaniño hoy y transforma vidas para la eternidad!
